Por Damián Tabakman
El 2019 se presenta como un año con una agenda institucional ambiciosa para CEDU, que tiene como principales objetivos seguir trabajando para que se mejoren los procesos de aprobaciones de proyectos en todas las jurisdicciones y el regreso del crédito hipotecario accesible. A mediano plazo, los fines son claros: regenerar el mercado hipotecario, reducir la presión impositiva y darle mayor certeza a los emprendimientos. Y, en la medida en que prosperen las exenciones impositivas prometidas por el Gobierno para la vivienda social, impulsaremos emprendimientos de nuestros miembros que se orienten a ese segmento del mercado.
Luego del contexto de profunda incertidumbre durante 2018, las principales medidas para la reactivación del sector de real estate que implicarían un avance son aquellas que estabilicen las variables macroeconómicas que permitan planificar a mediano plazo, dado que sin ello es muy difícil encarar emprendimientos inmobiliarios. Será necesario que se incentive la actividad a través de un tratamiento impositivo que no resulte tan gravoso y que se adopten las medidas necesarias para que regrese el crédito hipotecario accesible. Otro de los puntos de suma importancia es la simplificación de procedimientos de aprobaciones de proyectos.
El próximo año habrá un claro beneficiado de este contexto: el sector Premium. Los precios sostenidos en dólares y los costos de construcción abaratados por la devaluación hacen de su desarrollo muy favorable. La hotelería, por su parte, está en un buen momento dado que tiene tarifas en dólares y egresos en moneda local. Los alquileres de las oficinas corporativas también, pero están más expuestos a renegociaciones, en tanto las empresas inquilinas facturan en pesos. El retail, que paga alquileres en la moneda local, es el menos beneficiado por la recesión y por la devaluación.
La vivienda de clase media es la más perjudicada. Sin crédito hipotecario es un segmento difícil de abordar por parte de los desarrolladores. Es muy difícil que vuelvan las hipotecas en el contexto de una inflación de dos dígitos. Esperamos que esta situación se revierta pronto.
Mientras tanto, desde la CEDU buscamos tener el mejor funcionamiento posible. Dentro de las novedades de la Cámara se encuentran la entrada en vigencia de CEDU Joven y el Código de Ética institucional.
Sobre la CEDU Joven, nos parece muy importante que la actividad de los jóvenes sea valorada. La intención es que las nuevas generaciones, con su propia formación profesional más reciente, aporten una mirada distinta con mejores prácticas. Creemos que ellos pueden implementar una forma de trabajo más joven, innovadora y tecnológica. Nos parece que es una manera interesante de darles un espacio, y también de promover lugares para ellos que, más temprano que tarde, terminarán reemplazándonos.
En la Cámara nunca tuvimos un código ético, por eso decidimos implementarlo. La expectativa es identificar los eslabones sensibles en toda la cadena de valor de nuestra propia actividad y poner el ojo en ellos, para estar seguros de que los miembros están haciendo las cosas correspondientes en cada área, siguiendo las prácticas empresariales necesarias. Algunos de los puntos sensibles son la obtención de permisos, la construcción del edificio respecto de la registración, la situación legal del personal y la no evasión de impuestos.
El Código también implementará un sistema de control, para que el compromiso no se base en una simple declaración, sino que haya auditorías independientes que se encarguen de controlar que esto se cumpla a lo largo del tiempo. Vamos a pedirle a cada miembro de la Cámara que se comprometa y trabajaremos para que se verifique que esto suceda.
También apuntamos, para el año que viene, a una expansión geográfica a nivel nacional, a través de la creación de una red de instituciones similares a CEDU que asuman el rol de delegadas representativas en cada provincia. Por otra parte, buscaremos alianzas con organizaciones colegas en otros países e instituciones de otras disciplinas que se complementen con nosotros por ser parte, por ejemplo, de la cadena de valor de los desarrollos inmobiliarios. Ello incluye a los arquitectos, constructores e inmobiliarios. Por último, procuraremos profundizar las acciones conjuntas y coordinadas con cámaras colegas, como la Asociación de Empresarios de la Vivienda.