CON EL AVANCE DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS Y SU ACCESO AL ALCANCE DE LA MANO PARA TODO TIPO DE USUARIOS, PALABRAS TALES COMO «REALIDAD VIRTUAL» Y «TOUR VIRTUAL» SON DE USO CADA VEZ MAS FRECUENTEMENTE EN NUESTRAS VIDAS.
A todos nos cuesta cambiar, adecuamos a lo nuevo y a lo desconocido, nos pasa a las personas como así también a los gobiernos. Estamos viviendo un claro proceso de cambio en muchos aspectos, todo a nuestro alrededor está siendo distinto. Algunos procesos han sido graduales, otros fueron violentos, de una velocidad nunca antes vista en la historia reciente.
Claramente, habrá un antes y después del Covid-19, más allá de la crisis económica y financiera que tendremos que atravesar, donde lamentablemente muchas empresas y rubros desaparecerán, otros se tendrán que adecuar y, seguramente, algunas se fortalecerán.
Nuestras costumbres, nuestros hábitos, también cambiarán. En algunos casos serán pequeñas cosas, otros sufrirán cambios más drásticos.
Hace mucho tiempo, principalmente en Europa y en Norteamérica, entendieron que el usuario-cliente buscaba servicios On Demand, con menor interacción personal, ágiles, confiables, con un entorno tecnológico que le permita vivir una experiencia totalmente distinta, aprovechando mejor el tiempo, de manera privada y segura.
Este concepto se empezó a aplicar en diferentes industrias, desde el entretenimiento (Neflix o Spotify), compras online (Amazon, eBay), viajes (Despegar) y estacionamientos automatizados. También llegó a las entidades bancarias, con la aparición del home-banking, sucursales más chicas, modernas, enfocadas al servicio y no tanto a la transaccionalidad, junto a la aparición de las billeteras virtuales y las fintech.
En el concepto de resguardo de valores, concepto que hasta ahora muchas personas y principalmente los gobiernos desconocen en su total dimensión y alcance también se comenzó a aplicar dentro de sus posibilidades.
El valor es algo muy subjetivo, va mucho más allá del dinero, una alhaja, un reloj, un lingote de oro. Con el tiempo uno descubre que una caja de seguridad brinda justamente eso: «seguridad». Para resguardar aquello que para nosotros tiene un valor y no queremos perderlo; un documento, una carta de un primer amor, una foto, las cenizas de un ser querido, información en un pen drive, una obra de arte, y puedo continuar dando infinidad de ejemplos.
Las empresas privadas de alquiler de cajas de seguridad desde sus fundamentos están muchas más preparadas para adecuarse a las medidas de seguridad e higiene que el contexto requiere, gracias a la tecnología aplicada y volumen de clientes muy inferior al sistema bancario.
Por el momento son pocas las empresas que con seriedad, tecnología y calidad brindan este servicio en la región pero con el tiempo se irán sumando, en sintonía al resto del mundo, cubriendo un espacio que lentamente los bancos irán dejando. Esta evolución avanza cada día más rápido, y en algunos casos llegando al 100% de la automatización del sistema permitiéndole así al usuario contar con una experiencia totalmente innovada y de vanguardia como se verá en breve con las sucursales i24 by INGOT que se lanzaran a fin de año, donde uno podrá operar prácticamente las 24 hs sin interactuar con otras personas y de la forma más segura. De esta manera el servicio podrá sumarse de manera rápida y práctica al listado de los amenities de un edificio de viviendas, oficinas y barrios cerrados.
Es importante que tanto las personas, los comerciantes entiendan que el guardado de valores en oficinas y hogares no es seguro y pone en peligro a todos los integrantes de dichos espacios. Cuidarnos a nosotros y a nuestros seres queridos es en definitiva lo esencial, dónde y cómo resguardar nuestros valores es una decisión que hay que pensar con tranquilidad, tomando la mejor decisión.
La evolución avanza en cada rubro, la forma de resguardar nuestros valores también.