Por Danilo Antoniazzi
Por un momento, el mundo se detuvo y la incertidumbre se apoderó del devenir de nuestra cotidianidad. Un evento improbable y de una ocurrencia impensada, trastocó nuestro futuro y nos enfrentó, cara a cara, con la fragilidad del equilibrio humano.
Aquellos privilegios consentidos por la modernidad dejaron de ser un derecho adquirido, y esta nueva y desconocida enfermedad socavó, arteramente, los pilares del crecimiento mundial y, como consecuencia, expuso, sin miramientos, la problemática de la injusticia social.
Por su parte, la Organización de las Naciones Unidas ya nos había revelado el desarrollo sostenible y
definía a la sustentabilidad de acuerdo a la conjunción de tres vectores: el primero de ellos, se refería
lo social; el segundo, lo medioambiental, y el tercero, lo económico, y que, interactuando en sintonía, como un mecanismo de precisión, habrían de contribuir para achicar la brecha de la desigualdad
y en generar mayores oportunidades de inclusión para el conjunto de la sociedad.
Sin embargo, los negacionistas de turno volvieron con fuerza a blandir la bandera del escepticismo como salvoconducto para no modificar el “estatus quo” del progreso económico y que, esgrimiendo como única y valedera justificación el olvido del cuidado de las personas, sumió al mundo en una angustia colectiva. Lamentablemente, este proceder infausto no es una novedad de nuestro tiempo y como en el caso de los efectos negativos del cambio climático y de la efectiva aplicación de soluciones sustentables, que conlleven a una mejora en el hábitat, la falta de un debate sensato y equilibrado ha vuelto a defraudar a propios y ajenos.
Frente al contexto actual, y a pesar de la contusión general en la que nos encontramos inmersos, algunos principios han adquirido un lugar de vital importancia en la valoración de la vida humana, como por ejemplo el de la sustentabilidad, que hasta el momento era adoptada solo en forma voluntaria en defensa de la sostenibilidad planetaria, pero hoy se ha convertido en una necesidad incuestionable en resguardo de la salud y el bienestar de las personas.
En el pasado, la decisión de desarrollar un proyecto de Real Estate en forma sustentable, era evaluada, en el mejor de los casos, tomando como premisa la ecuación del costo — beneficio. De ahora en adelante, las variables que comenzarán a gobernar
nuestro destino serán mucho más complejas y se deberá dar cumplimiento a procesos y procedimientos que aseguren una mejor calidad de sanidad y gestión del riego en los ámbitos laborales, de la hospitalidad y de habitabilidad en todos sus
tipos. Algunas industrias, como la de aeronavegación, ya han comenzado a trabajar en protocolos de seguridad ante los cambios que se avecinan con el objeto de poder transportar a los viajantes en el marco de las nuevas regulaciones. La hotelería y el turismo no quedaron al margen de esto y a los temas de agenda del sector, como por ejemplo, los impactos en el medioambiente y el deterioro de los ecosistemas; las emisiones de carbono y la relación con el calentamiento global; el consumo de servicios y la generación de residuos, entre otros, sumaron la inquietud de qué acciones implementar, en un estadio temprano, para poder convertir un proyecto inmobiliario en sustentable o, como lo llama comúnmente el mercado, “edificio verde”.
El objeto de este tipo de hoteles es el de ser más eficientes a lo largo del ciclo de vida, que comprende desde la construcción, la operación, el mantenimiento, la renovación y posterior demolición, y que incorporando medidas sustentables en la primera etapa de diseño, estas habrán de generar un mínimo o nulo gasto adicional.
En este nuevo escenario, de conciencia ecológica, las certificaciones cobran una verdadera importancia y, como prueba de esto, algunas cadenas internacionales, empezaron a certificar sus edificios, este es el caso de Marriot, que ya cuenta con más de 225 hoteles certificados LEED. En el caso de Black Rock, la mayor compañía de inversiones a nivel mundial en el manejo de activos
inmobiliarios y accionista, entre otros de Marriot, Hyatt y Hilton, anunció, en enero de 2020, la intención de poner a la sustentabilidad en el centro de la toma de las decisiones.
En resumen, los hechos recientes y la propia dinámica del mercado nos imponen la necesidad de trabajar colectivamente con el objeto de resolver los desafíos sociales que se presentan y, por sobre todo, de defender el cuidado de la vida humana.