EN LOS ÚLTIMOS CINCUENTA AÑOS, LA TASA DE DEFORESTACIÓN A NIVEL MUNDIAL HA CRECIDO EN FORMA SOSTENIDA. ESTO HA PUESTO AL DESCUBIERTO LA POCA EFECTIVIDAD DE LAS POLÍTICAS PROMOVIDAS POR LOS ORGANISMOS MULTILATERALES EN FAVOR DEL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE.

Mensajes infructuosos, plagados de retórica grandilocuente que intentan persuadir a una toma de conciencia en el mejor uso de los recursos naturales y que justifica, como únicadefensa, a las futuras generaciones.

La equivocada fórmula de magnificar las consecuencias, con la esperanza de que la dimensión de los fenómenos climáticos por venir, tengan algún tipo de efecto en el conjunto de la sociedad, se ha convertido en un ejercicio altamente improbable, pero que podrá ser corregido si, en cambio, se plantean medidas de simple ejecución e inmediatas mejoras económicas, en particular para aquellas poblaciones rurales y comunidades indígenas que utilizan, como único medio de subsistencia alimentaria, la explotación del capital natural.

La falta de una planificación inteligente y un marco regulatorio acorde a las necesidades sociales ha dado como resultado que entre los años 1990 y 2015 se hayan perdido 192 millones de hectáreas de bosques nativos, la superficie de un país como Sudáfrica, y que, cada hora, 684 hectáreas de suelo productivo se convierta en no apto para la siembra. La tala y quema de árboles, la acidificación de los océanos, la polución ambiental, la contaminación de las aguas y la generación de residuos son una clara indicación de las consecuencias dañinas para la salud de las personas, y que si no son atendidas en el corto plazo, los efectos serán irreversibles.

En un intento de acercar una solución, 198 líderes mundiales suscribieron en el año 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en reemplazo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). La nueva agenda de trabajo contiene 17 objetivos y el número 15 se ocupa de la “Vida de los Ecosistemas Terrestres”. Con base en: proteger, restaurar y promover la utilización sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionando de manera sostenible los bosques, combatiendo la desertificación y frenando la pérdida de diversidad biológica, se trabaja coordinadamente en la aplicación de soluciones para el bien común y el restablecimiento del equilibrio planetario.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La falta de un interés genuino en la problemática, nos convierte en pasivos espectadores de una obra de contenido melodramático que lleva el título de “la tragedia de los comunes” y que fuera escrita por Garrett Hardin en 1968. En el ensayo, se refleja un conflicto social sobre el uso de los recursos comunes en donde los intereses personales entran en disputa con el interés común. De esta manera, la codicia personal termina por destruir un recurso compartido que es limitado y que importa a todos por igual.

La pérdida del hábitat natural como resultado de la permanente búsqueda de tierras aptas para el desarrollo urbano, los cultivos agrícolas, la cría de ganado, la extracción de minerales e hidrocarburos, entre otros, han contribuido a la degradación de las áreas verdes del planeta poniendo en riesgo la vida humana y la supervivencia de las especies en peligro de extinción.

De esta forma, las ciudades densamente pobladas agrandan sistemáticamente la mancha urbana pisando tierra virgen como única solución al sostenido crecimiento demográfico, sin respetar las necesidades de generar mayores y mejores espacios verdes y superficie arbolada que contribuya a generar oxígeno, al secuestro del dióxido de carbono, al filtrado de las partículas contaminantes y a una barrera acústica que amortigüe la contaminación sonora.

Según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), este afirma que cada habitante debería disponer de entre 10 a 15 metros cuadrados de espacios verdes y un árbol cada tres personas para una mejor calidad de aire respirable. En un ranking de las 10 ciudades latinoamericanas por espacioverde contra habitante, la ciudad de buenos aires, con 6 metros cuadrados por persona ocupa el puesto penúltimo, solo antes de Lima, con 2 metros cuadrados por persona. El podio lo ocupa Curitiba, en brasil, con 52 m2/hab.

Por su parte, el Massachusetts institute of Technology (MIT) de los EE.UU., nos acerca otros datos de
importancia desde el Senseable City Lab, y el programa Treepedia. Este último es una web con mapas interactivos que muestran la densidad de las zonas verdes en ciudades del mundo. Los investigadores utilizan información de Google Street View para determinar el Green View Index (índice del Espacio Verde), que cuantifica el porcentaje de cobertura total de las áreas verdes de cada ciudad basada en imágenes aéreas. De acuerdo al índice realizado por el laboratorio, las 7 ciudades más verdes del planeta son: Vancouver; Sacramento; Ginebra; Seattle; Toronto; boston y Tel aviv. Cuando el proyecto se lanzó en el 2016, Treepedia contaba solo con 10 ciudades, pero actualmente ya se han sumado otras más a la lista. Sin embargo, la Ciudad de buenos aires, todavía no integra el índice.

EL IMPACTO DE LAS CIUDADES

Las ciudades, a nivel mundial, son las responsables directas del calentamiento global, consumen el 75% de los recursos naturales y generan el 70% de las emisiones globales de CO2 y como regla general, el consenso académico es seguir atenuando, a través del diseño arquitectónico sostenible, el impacto que los edificios generan en el medioambiente.

Si bien los métodos de certificación sustentable ya asisten en alcanzar parte de estos objetivos, las nuevas tecnologías y la constante innovación animan al desarrollo de soluciones más allá de las fronteras de lo imaginado. Ejemplos con un tinte futurista nos ilustran y nos revelan el camino por seguir, mas no sea como un ejercicio experimental en un laboratorio colmado de ideas, muchas veces dislocadas.

La Sustainable Sites Initiative (por su nombre en inglés), mejor conocida como SITES, es un método de certificación de los EE.UU. que se basa en la comprensión de que el suelo es un componente crucial para el medio construido y que puede ser planificado, diseñado y desarrollado con el objeto de evitar, mitigar y remediar sitios contaminados y que estos se adapten a comunidades ecológicamente resilientes. SITES impulsa el diseño sustentable y la utilización de tierra donde antes hubo alguna otra actividad, en especial la industrial, de logística o de equipamiento. Los sitios, llamados grey and brown fields, son una forma de regenerar los servicios ecológicos de la Tierra Madre.

LA ARQUITECTURA VEGETAL 

Con el inconfundible sello del arquitecto argentino Emilio Ambasz, en el año 1994 se completó el proyecto ACROS (por su nombre en inglés, Asian Crossroads Over Sea) en Japón. El edificio de la nueva sede gubernamental de la ciudad de Fukuoka es uno de los mayores exponentes de la sustentabilidad aplicada de los años 90 ́. precursor de la “arquitectura verde”, sus diseños muestran un equilibrio entre lo material y lo vegetal, y bajo el lema “verde sobre gris”, los proyectos se caracterizan por una reinterpretación del espacio público.

El edificio de 14 pisos y 9000 m2, se ha convertido en un hito urbano que se complementa armónicamente con el paisaje de la ciudad y la plaza lindera, siendo posible recorrer su singular topografía ascendiendo por sus escalinatas y apreciar la diversidad botánica de sus 35.000 plantas y 76 especies diferentes. En el camino, se podrán descubrir espacios de descanso y meditación y disfrutar del sonido de las cascadas, que corren desde el plano superior hasta el nivel del suelo. Las terrazas ajardinadas y la cubierta verde promueven la eficiencia energética y una arquitectura medioambientalmente amigable, en consonancia con los habitantes de la ciudad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El proyecto “Bosco Verticale Apartments”, de Stefano Boeri Architteti, es el primer bosque vertical diseñado en la ciudad de Milán como un ecosistema urbano. El programa comprende dos torres de 110 y 76 metros y 40.000 m2 construidos de unidades multifamiliares. un total de 8.900 m2 de terrazas dan vida a 90 especies formadas por 900 árboles, 5.000 arbustos y 11.000 plantas florales que ayudan a atenuar el impacto de los gases contaminantes, la radiación solar, la polución acústica y contribuyen a mejorar la calidad del aire del ambiente por medio de la fotosíntesis. El total de la energía consumida en las torres es de origen renovable, generada por paneles fotovoltaicos y el agua que se utiliza para el regado de las plantas, es de lluvia, filtrada y reusada.

Otro es el Agora Garden o la Twisting Tree – Filled Tower (por su nombre en inglés), del estudio Vincent Callebaut Architectures en Taipei. Con 18 pisos y 42.335 m2 construidos, la torre tiene la característica que a medida que crece en altura va rotando sobre su eje hasta un máximo de 90°, lo que genera excelentes vistas panorámicas para todos los residentes. amante de la naturaleza, al arquitecto de origen belga se lo define con el nombre de Archibiotic por fundar sus proyectos sobre tres ejes: la arquitectura, la biotecnología y la tecnología de la información y comunicación. El proyecto está precertificado LEED Gold y buscará el Diamond Level de la Low Carbon building alliance.

El Oasia Hotel del Estudio WOHA, más conocido como la “torre viviente”, emerge como un vergel por sobre la jungla de hormigón del distrito financiero de la ciudad de Singapur y se ha convertido, en poco tiempo, en un punto de referencia para los habitantes y visitantes de Malasia. una estructura de acero y aluminio micro perforado resuelve el volumen del edificio, alternando llenos y vacíos dentro de la geometría de la envolvente que facilita el crecimiento de las plantas trepadoras colocadas en cada uno de los 27 pisos. un total de 1703 macetas, dan vida a 54 especies distintas de árboles y plantas que ayudan a combatir el rigor de las altas temperaturas y que generan un microclima a pesar de la humedad relativa ambiente del 80% todo el año. Las cuatro sky terraces en los pisos 6, 12,21 y 27 han sido diseñadas como un jardín a escala urbana, y las grandes alturas otorgan a estos espacios abiertos una constante brisa por el principio de ventilación natural cruzada.

Del mismo estudio, el Hotel Park Royal Pickering refuerza la imagen de Singapur como una “ciudad jardín”. reconocido por tercer año consecutivo con el premio Leading Green hotel, el edificio de 7.500 m2 construidos tiene la particularidad de duplicar su superficie verde por medio de sus jardines horizontales y verticales. Palmeras, plantas florales y colgantes, otras que proyectan sombra y arbustos dan un carácter tropical y actúan como una barrera natural con el fin de moderar el impacto del clima y los rayos solares y evitar el efecto “isla de calor” gracias a una menor carga térmica del edificio y, además, promueve la salud mental y física de los huéspedes en un entorno de relajación y bienestar. El paisaje se diseñó con la premisa de que sea autosuficiente y, mediante colectores en la cubierta, se cosecha agua de lluvia que será posteriormente utilizada para regadío por gravedad, sin necesidad de accionar bombas de presión y por medio de células fotovoltaicas, se genera energía para la iluminación de las lámparas de calor instaladas para inducir al crecimiento de la vegetación en aquellos espacios donde no llega la luz natural y para la decoración de los jardines, creando el primer sky garden zero – energy.

La singularidad de estos proyectos, nos inspira a soñar que, con soluciones de sencilla aplicación, podremos dar por resuelto el problema del cambio climático, pero la realidad es otra diametralmente opuesta. El uso de terrazas y muros verdes podrá contribuir a atenuar los impactos negativos del stock construido en las ciudades del mañana, pero este recurso, por sí solo, no habrá de resolver el problema del cambio climático y será necesario, para ello, la aplicación de un conjunto de soluciones sustentables, tecnológicas y de innovación.

 

 

 

 

 

 

En un llamamiento a ponernos en acción, van surgiendo nuevas voces que nos reclaman una atención inmediata y cuestionan sin reparos la falta de determinación en la lucha contra los derechos y la degradación del planeta. un claro ejemplo es la OnG Zero Hour de Seattle, liderada por su fundadora, Jamie Margolin que, con tan solo 16 años y junto a un grupo de adolescentes, intenta llamar la atención de gobernantes y líderes mundiales sobre las necesidades de la gente joven y el derecho a un saludable, seguro y limpio planeta.

Y por último, pero no menos importante, será menester revisar los aspectos financieros y los costos asociados a la aplicación de estas ingeniosas propuestas arquitectónicas, sin descuidar que el objetivo principal es diseñar aplicando soluciones sustentables, que generen los menores impactos posibles y que efectivamente se concreten, porque, muchas veces, en el afán “del mucho hacer”, se termina por no hacer nada.