Por Gustabo Llambias

Este 2020 es un año atípico, extraño, con un cambio radical en nuestra forma de vida que impide la realización las tareas empresarias que los empresarios nucleados en la Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV) y la Cámara Empresaria de Desarrolladores Urbanos (CEDU), venimos realizando desde hace años. Aún con diversas crisis, los que nos dedicamos a desarrollar proyectos de viviendas multifamiliares y unifamiliares, loteos, oficinas y locales, sean grandes o pequeños, nunca nos habíamos visto obligados a parar nuestra actividad.

Por supuesto que el parate no es total ya que a partir del teletrabajo y a la posibilidad de realizar tareas en forma remota ciertas actividades, sobre todo vinculados a la administración han seguido su curso. Pero lo cierto es que las obras se han parado, y las ventas también.

Desde ambas cámaras y junto a otras del interior de país hemos venido trabajando para presentar a los distintos estamentos y organismos de gobierno algunas medidas tendientes a lograr la supervivencia de las empresas del sector en todo el territorio nacional y reabrir las obras de la manera más rápida y segura posible. Esto hasta que se reactive la actividad y sobre todo la viabilización de inversiones.

Todo el trabajo mancomunado realizado entre ambas cámaras comienza a dar frutos: fuimos convocados a trabajar junto a la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) que nuclea a empresas constructoras y la UOCRA, el histórico sindicato de obreros de la construcción, para profundizar lo que venimos realizando en la Mesa Sectorial de la Vivienda, para buscar alternativas para salir de la crisis que afecta al sector, desde hace ya dos años y que se agravó con la cuarentena impuesta a causa del COVID-19.

Por otro lado, también hemos avanzado junto al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en dos direcciones: buscando la reapertura de las obras, camino arduo pero en el que hubo avances con obras grandes y en determinadas circunstancias, por una parte; y en reuniones con el banco Ciudad tendientes a lograr líneas de financiación a mediano plazo tanto para incentivar la demanda como para desarrolladores, por la otra.

Finalmente, también se avanzó en reuniones con la Comisión Nacional de Valores (CNV) que estudia y prepara instrumentos y adecuaciones legales que permitan financiar el desarrollo in- mobiliario a través la conformación de fondos inmobiliarios con oferta pública, es decir generar la posibilidad de que el mercado de capitales ayude a financiar el desarrollo de viviendas.