Por Juan Di Salvo

El sin sentido reina en los legisladores. No toman en cuenta las consecuencias del corto, mediano y largo plazo de las leyes y regulaciones que implementan. Votan leyes nórdicas, con economía argentina.

En un mercado deprimido, con precios de ventas en baja, transacciones en caída, incertidumbre cambiaria, inflación en aumento, rentabilidades por el suelo, se toma la decisión de regular aún más el mercado inmobiliario. La lógica indica que una mayor regulación empeoraría la situación. Es correcto.

Lo único que logrará la ley es retirar unidades del mercado de alquiler, y volcar aún más viviendas a la venta. El efecto inmediato será una baja en el precio de venta, ya que el mercado se encuentra retrayéndose. Aumenta la oferta de viviendas a la venta, y disminuye la demanda. El escenario es ideal para aquél que busca comprar su primera vivienda como residencia permanente. Claro está, que le conviene invertir esos dólares en el exterior, y con la rentabilidad que le brinda esa propiedad en dinero real, pagar el alquiler de la vivienda que hubiera comprado en Argentina, en pesos. Con la diferencia te vas de vacaciones a esa isla con la que siempre soñaste.

¿A quién beneficia la ley? Al gobierno, que podrá cobrarse impuestos sobre todos los contratos registrados en AFIP, e inventar nuevos. Es como cazar en el zoológico con los animales durmiendo.

Con la indexación del alquiler, le privan al inquilino que tiene un sueldo en pesos, la posibilidad de ganarle a la inflación. Por ejemplo, hay muchos casos donde inquilinos y propietarios acordaron aumentos anuales del 32%. Claramente en el 2019 esos inquilinos le ganaron holgadamente. Con la nueva ley, el Estado ya te privó de esa posibilidad. Ahora sólo podés perder. No te dejan alternativa. Pero no se preocupen, el Estado se aseguró que pierdan los dos, inquilino y propietario. Eso sí, te obligan a que el contrato deba inscribirse en AFIP, así ellos sacan su tajada con impuestos. ¡ENHORABUENA, HAY UN GANADOR!

Otra vez, sin darte cuenta, te metieron la mano en el bolsillo. Parte de esos costos se van a trasladar a precio, por ende, también los pagará el inquilino.

Se me viene a la mente una canción de un artista de la ciudad que me vio nacer, Rosario. Pero estando yo en Buenos Aires puedo decir que Ezeiza está más cerca.