Por Lic. Alfredo López Salteri

El éxito tiene un componente importante y este es la persistencia. Por cierto que ello demanda de su parte una clara comprensión sobre lo que usted quiere lograr. Dicho de esta forma pareciera resultar algo sencillo y en verdad ello no lo es, de manera que trataré que compartir con usted algunas ideas que entiendo le permitirán poner foco en diversos aspectos de un proceso que le ayudará al desarrollo personal y profesional.

La persistencia implica que usted tendrá que atravesar grados de dificultad para obtener lo que desea lograr y por otra parte ir adquiriendo las habilidades y destrezas que le permitirán sentirse seguro y confiado para seguir creciendo. Estas habilidades y destrezas se alcanzan por medio de la práctica. Bien dice el dicho… “la práctica hace al maestro“. Piense en cuantas de las personas que han logrado el éxito pasaron por este proceso: descubridores, investigadores, profesionales, empresarios, artistas, artesanos, deportistas, etc.

Ahora bien, muchas veces puede ocurrir que la persistencia no le permita alcanzar el objetivo, la meta o el éxito. Nada ni nadie le garantiza que vaya a lograrlo pero el valor o la importancia está dado por el intento de haber tratado de conseguirlo. Durante sus esfuerzos por lograr lo deseado deberá vencer muchas veces diversos obstáculos o barreras y otras veces otras situaciones lo desviarán de su propósito. La clave para lograrlo está en mantenerse encarrilado; esto es persistir. Es más, en ciertas ocasiones podrá sobrevenir lo que conocemos como el fracaso, sin embargo si su objetivo es claro usted deberá perseverar.

Muchas personas creen que el inventor de la bombilla de luz fue Thomas A. Edison pero en realidad dicha invención pertenece a un a un británico llamado Joseph Swan. Fue esta persona quien hizo más de una decena de intentos y abandonó la idea. Fue entonces cuando un tiempo después Edison tomó la bombilla sobre la cual trabajaba Swan en la cual este no podía resolver el problema de que entrara el oxígeno y le quemara los filamentos. Edison trabajo con dedicación – hizo más de mil intentos – hasta conseguir que el filamento de la bombilla no se quemara. La característica de éste estuvo puesta en la perseverancia.

“Si uno no ha fracasado es porque no se ha esforzado mucho”
Shirley Hufstedler

Se cuenta que en uno de sus intentos uno de sus discípulos que trabajaba con él le preguntó si no se desanimaba ante tantos fracasos a medida que hacía sus pruebas. Dicen que Edison le dijo a su colaborador: ¿Fracasos…, de que me hablas? En cada nuevo ensayo que he realizado he descubierto cual era la razón de que la bombilla no funcione. Ahora ya conozco más de mil maneras de cómo no hacer una bombilla. Esta breve historia lo dice todo: usted tiene que ver cada fracaso como una nueva oportunidad y no tener temor a equivocarse. Los fracasos nos hacen reflexionar y resultan ser tan vitales como inevitables

Otras veces haciendo nos equivocamos. El concepto de que “equivocarse es malo” forma parte de nuestro inconsciente personal, ese “programa” que llevamos dentro de la mente. El Dr. Russell L. Ackoff, Ph.D. señala que: “solo aprendemos cuando nos equivocamos. Si no nos equivocamos es que ya sabíamos como hacerlo. Entonces, si ya sabíamos cómo hacerlo, ¿Qué vamos a aprender?”

Deje de lado esa vieja frase que dice: “Si piensas que no puedes, no puedes“. El fracaso nos brinda información que de otra manera no obtendríamos en el proceso de aprendizaje. La clave consiste en ver al fracaso como una oportunidad que nos permita replantearnos lo que hacemos.

Joe Girard dice al respecto que “La persistencia significa ser un líder en su propia vida llena de éxitos, y no un seguidor. No siga los senderos. Ábralos“. Uno de sus pensamientos que tiene Joe Girard en su oficina dice: “Todo el secreto de la vida es saber lo que uno quiere, anotarlo y luego comprometerse a realizarlo“.

Estos pensamientos hacen referencia a lo que otras personas llaman “constancia en el propósito“. ¡Alerta!. Tenga cuidado de las influencias de terceras personas que muchas veces actúan con observaciones o comentarios que le hacen perder la direccionalidad, lo desaniman y por lo tanto le pueden generar un estado de desmotivación. Al respecto siempre he creído que es conveniente reunirse con aquellas personas que tienen una mirada positiva y no con los que tienen una mirada negativa sobre las cosas y sobre el futuro. Siempre digo que lo peor que le puede suceder a un vendedor en juntarse con lo que yo doy en llamar “los pálidos“. Si usted se junta con otros colegas que son “pálidos“ terminará siendo “un pálido“.

Existe una vieja historia que describe claramente esta realidad. Se trata de una persona que vendía “panchos“. En Argentina llamamos de esta manera lo que los norteamericanos llaman “hot dogs”.

VIVIA UN HOMBRE A LA VERA DEL CAMINO . . . y vendía panchos

No tenía radio. Sufría de la vista y por lo tanto no leía ningún diario;
pero, . . . vendía panchos.
Colocó un cartel a la orilla del camino señalando cuan buenos eran sus panchos

Se paró a un lado del camino y gritó : “Compre un pancho, señor“, y la gente compró.

Aumentó sus pedidos de salchichas y pan y compró un negocio más grande para atender mejor a su clientela.
Hizo venir a su hijo del colegio para que lo ayudara.

Pero entonces ocurrió algo. Le dijo su hijo :

¿Padre , no has estado escuchando la radio ?
Las cosas andan mal , la situación internacional es grave y la situación local es aún peor .

A lo que pensó el padre :

“Mi hijo ha ido al colegio, escucha radio y lee los diarios. Por consiguiente debe estar al tanto de los acontecimientos“.

Por lo que redujo el padre los pedidos, quitó el cartel anunciador y
dejo de pararse a la orilla del camino para vender sus panchos ;
con el resultado de que las ventas decayeron prácticamente de un día para el otro .

“Tenías razón, hijo“, le dijo el padre al muchacho.

“Por cierto que la situación es muy grave“